RECITAL TELEMÁTICO 11 DE ABRIL DE 2020

PABLO NERUDA: (Seudónimo de Neftalí Ricardo Reyes Basoalto; Parral, Chile, 1904 - Santiago de Chile, 1973) Poeta, premio Nobel de Literatura en 1971 y una de las máximas figuras de la lírica hispanoamericana del siglo XX. Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924), escrito a los veinte años, se considera el libro más leído del género poético. Del modernismo de este primer libro, Neruda evolucionó al surrealismo en Residencia en la tierra (1933-1935), para comprometerse posteriormente con la política en forma épica en Canto general (1950) e inclinarse finalmente por la sencillez temática y expresiva de las Odas elementales (1954-1957). (Fotografía: Especial Quo)

TENGO MIEDO


Tengo miedo. La tarde es gris y la tristeza
el cielo se abre como una boca de muerto.
Tiene mi corazón un llanto de princesa
olvidada en el fondo de un palacio desierto.


Tengo miedo. Y me siento tan cansado y pequeño
que reflejo la tarde sin meditar en ella.
(En mi cabeza enferma no ha de caber un sueño
así como en el cielo no ha caído una estrella).


Sin embargo en mis ojos una pregunta existe
y hay un grito en mi boca que mi boca no grita.
No hay oído en la tierra que oiga mi queja triste
abandonada en medio de la tierra infinita!


Se muere el universo de una calma agonía
sin la fiesta del sol o el crepúsculo verde.
Agoniza Saturno como una pena mía,
la tierra es una fruta negra que el cielo muerde.


Y por la vastedad del vacío van ciegas
las nubes de la tarde, como barcas perdidas
que escondieran estrellas rotas en sus bodegas.
Y la muerte del mundo cae sobre mi vida

PABLO NERUDA

(Leído por Miguel Izu)


OTEIZA DESDE LA DISTANCIA 
¿Puedes ver
 a través de un agujero en mi voz
 este cosmos de cajas iguales
 que se despliegan en sueños distintos?
¿Puedes oír estos párpados metálicos
 que chirrían un abrazo incierto?
Estos pies
 que caminan las caras interiores de un cubo.
Estas manos
 que intentan
 amasar un cuerpo.

Estos átomos de aire
 que repiquetean tus paredes.
Estas paredes que nos acogen
 frente a un universo
 que se nos repliega dentro.
 Este duende
 que sacaría un grito reído
 si pintásemos esta sobriedad
 con tigres
 sólo por un instante.
Esta tristeza amable
 que se encierra en esferas externas
 a nosotros.
Este sentirse vivo
 frente a lo eterno.
J.L.I.M.





CORONAVIRUS

La distancia es un muro complicado.
La pequeña pantalla de los móviles
nos acerca y separa, niña mía,
que no comprendes este ser-no ser,
este confinamiento, la ruptura
del tiempo y del espacio,
tu quebrado crecer en un limbo de sombras.

Tú ves tras la pantalla nuestros brazos
que se ofrecen, que incitan a tu entrega
en gesto confiado, como siempre
y alzas también los tuyos en deseo imposible
tras la imagen virtual que te desarma.

¿Cómo decirte, niña, te queremos
sin el roce amoroso de la carne?
¿Hasta cuándo el castigo
de quererte sin besos, sin abrazos?



Koldo Pla




DESEO DE SER PIEL ROJA.

La llanura infinita y el cielo su reflejo.
Deseo de ser piel roja.
A las ciudades sin aire llega a veces sin ruido
el relincho de un onagro o el trotar de un bisonte.
Deseo de ser piel roja.
Sitting Bull ha muerto: no hay tambores
que anuncien su llegada a las Grandes Praderas.
Deseo de ser piel roja.
El caballo de hierro cruza ahora sin miedo
desiertos abrasados de silencio.
Deseo de ser piel roja.
Sitting Bull ha muerto y no hay tambores
para hacerlo volver desde el reino de las sombras.
Deseo de ser piel roja.
Cruzó un último jinete la infinita
llanura, dejó tras de sí vana
polvareda, que luego se deshizo en el viento.
Deseo de ser piel roja.
En la Reservación no anida
serpiente cascabel, sino abandono.
DESEO DE SER PIEL ROJA.
(Sitting Bull ha muerto, los tambores
lo gritan sin esperar respuesta. )


Leopoldo María Panero
(Leído por Silvia)

CLICK
El mundo en que vives no te gusta
y haces click
no quieres ver niños de hambre morir
y haces click
no te gusta ver mendigos por la calle pedir
y haces click
tu trabajo no te gusta
y haces click
a tu pareja no la amas
y haces click
levántate y anda, tira el puto mando.
¡no sabes hacer más que click!
no te gusta ver la pobreza
de este mundo
y haces click
ver las guerras que inventamos
no te gusta
y haces click
no te gusta ver los refugiados
que huyen de ti
y haces click
no te gusta ver los inmigrantes
llegando hasta ti
y haces click
no te gustan los políticos que tú,
eliges
y haces click
levántate y anda, tira el puto mando.
¡no sabes hacer más que click!
La patronal no te gusta
y haces click
no te gusta el sindicato
y haces clik
el reparto de riqueza no te gusta
y haces click
no te gusta la enseñanza
y haces click
Tu sociedad no te gusta
y haces click
¡no te gusta tu vida!
y haces click
levántate y anda, tira el puto mando
no sabes hacer más que click
deja de quejarte que tus hijos hacen click
estás muerto en vida deja de soñar
al corona virus no le puedes hacer click
mira hacia dentro eso es despertar
levántate y anda
empieza a caminar, o acabarás por reventar
click click click
¡Camina con tus propios pies!
RubenVi


LOCO                                                 

Le salía agua
                        de los oídos,
                        de los ojos,
                        de la nariz,
                        de la boca.
Estaba como una regadera.

Alfredo  Pereg
BESO ETERNO                                                                             
  
Si con un beso quieres
transmitir lo que estás sintiendo,
sigue besándome, amor mío,
que no te entiendo.

Alfredo Pereg
POETIKA
Poesia hitzen etika da
hitzak biluzten dituena
erditzeko itxoiten dauden emakumeak bezala
hitzak gure ahotik jaiotzen dira
baita musuak ere
besarkadak ordea gure sentimenduetatik
poesia gorputza da, eta papera, eta arkatza
eta ate itxi bat eta gure sukaldean dagoen leihoa.

Matxalen Bezos Arketa


LOS ACEITUNEROS


Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?


No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.


Unidos al agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.


Levántate, olivo cano,
dijeron al pie del viento.
Y el olivo alzó una mano
poderosa de cimiento.


Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién
amamantó los olivos?


Vuestra sangre, vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.


No la del terrateniente
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,
que os redujo la cabeza.


Árboles que vuestro afán
consagró al centro del día
eran principio de un pan
que sólo el otro comía.


¡Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!


Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
pregunta mi alma: ¿de quién,
de quién son estos olivos?


Jaén, levántate brava
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.


Dentro de la claridad
del aceite y sus aromas,
indican tu libertad
la libertad de tus lomas.


MIGUEL HERNÁNDEZ
(Leído por Rebeca León)



SOIS


Héroes anónimos, 
heroínas silenciosas 
que protegéis las cosas sencillas
como pequeños dioses.
Ignoramos vuestros nombres,
apenas aplaudimos vuestro vuelo.


Sois cocineras, parados, 
cuidadoras o barrenderos.
Conducís o conectáis 
y a veces os gritan desde las terrazas, 
piensan que vais a robarles el sueño.


Sois los abuelos de una generación 
y los niños de otra; sois los profesores
y las librerías decapitadas. 


Sois los muertos no despedidos
y los no natos; los que no os quejáis 
nunca y los que os quejáis con razón.


Sois Sonia, Eduardo, Carmen…


 
Ana Martínez Mongay



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