RECITAL TELEMÁTICO 15 DE ABRIL DE 2020

Charles Pierre Baudelaire: (París, 1821- 1867) Poeta, ensayista, traductor y crítico. Incluido entre los poetas malditos del siglo XIX francés, fue el adalid del simbolismo, aunque también cultivó el romanticismo y el parnasianismo. Las flores del mal y Los paraísos artificiales son las obras más notables de este autor. 
De Étienne Carjat - Source of original: Gaston Schéfer (ed.)

EL ALMA DEL VINO
Cantó una noche el alma del vino en las botellas:
«¡Hombre, elevo hacia ti, caro desesperado,
Desde mi vítrea cárcel y mis lacres bermejos,
Un cántico fraterno y colmado de luz!»
Sé cómo es necesario, en la ardiente colina,
Penar y sudar bajo un sol abrasador,
Para engendrar mi vida y para darme el alma;
Mas no seré contigo ingrato o criminal.
Disfruto de un placer inmenso cuando caigo
En la boca del hombre al que agota el trabajo,
y su cálido pecho es dulce sepultura
Que me complace más que mis frescas bodegas.
¿Escuchas resonar los cantos del domingo
y gorjear la esperanza de mi jadeante seno?
De codos en la mesa y con desnudos brazos
Cantarás mis loores y feliz te hallarás;
Encenderé los ojos de tu mujer dichosa;
Devolveré a tu hijo su fuerza y sus colores,
Siendo para ese frágil atleta de la vida,
El aceite que pule del luchador los músculos.
Y he de caer en ti, vegetal ambrosía,
Raro grano que arroja el sembrador eterno,
Porque de nuestro amor nazca la poesía

Que hacia Dios se alzará como una rara flor!»
CHARLES BAUDELAIRE    
(Leído por Rebeca León)

ESPEJISMO
¡Oportunidad!
Edificio bien situado en zona con todos los servicios,
supermercado a cien metros,
parada de autobús a tres minutos,
rodeado de agradables jardines,
atención cuidada y esmerada por
personal dispuesto a su servicio,
limpieza diaria de habitaciones,
amplia y luminosa entrada,
zonas de estar con TV,
doble ascensor,
todas nuestras habitaciones disponen
de baño con secador y vistas al exterior,
teléfono y TV full HDI,
pequeña zona de estar con butaca,
mesa y silla de estudio,
armario empotrado con gran espejo
en el que se refleja una pared blanca de la
que cuelga un paisaje otoñal, y bajo este ,
una confortable cama vestida con
un alegre y cálido edredón de plumas,
sobre él, tendida boca arriba, una persona, mayor,
vestida con ropa oscura, sencilla, ojos cerrados,
sus manos descansan plácidamente sobre su abdomen,
la tez blanca, muy blanca,
                                    y fría, muy fría,
                                                              y sola, muy sola.
                                                                                                                                     
Le ofrecemos diferentes formas de pago, estudiamos
su caso en particular. Trabajamos para ti,
tu ilusión es nuestra ilusión.
Aquí tu vida, será un sueño.
RubenVi                


 EL HOMBRE QUE APRENDIÓ DE NUEVO A VOLAR                     
Agrupó sus aviones
por tamaño, peso, antigüedad, esencia, armonía.
Los tenía de metal, madera, papel, humo;
recién construidos, risueños, manipulados.
Aterrizaban en las nubes,
chocaban con el azar,
se inmiscuían en los sueños,
caían en saco roto
con señales sin rumbo.
Sus aviones
fueron causando baja
al intentar remontar el vuelo,
al organizar excursiones sin retorno.
Después de tantos años
tuvo que aprender de nuevo a volar;
¿Somos lo que queremos?
¿Lo que odiamos?
¿Lo que sentimos?
Le soplaron desde el aire:
¡Somos también lo que olvidamos!
Alfredo Pereg

ELOGIO DEL BOTÓN

Valoramos lo importante en su ausencia.
Así fue con vosotros, mis botones al sur
que mi artritis a prueba sometíais
ante el mínimo ojal, tercero desde arriba.
Fueron las nuestras tensas relaciones,
desnudas controversias, circunstancias
al límite del tiempo y la zozobra,
circenses equilibrios, emergencias
de orinas que amagaban con vencer
la contención de muros y bitoques.

Al fin, en la batalla reducido,
arbitré la innovada decisión
de trocaros por una cremallera.
De inmediato la noche se hizo día
y artritis y vejiga y mingitorio
celebraron tan noble aggiornamento.

Mas no existe la dicha perdurable
y un día el trenecillo descarrila
y acomete con furia sus contornos;
fueron varios los daños materiales
y, en medio de las vías, una víctima
tendida boca abajo.
Hoy revoco el ingenuo desatino
y os repongo sin pausa en vuestro puesto,
mis probados botones, serviciales,
prácticos en verdad, definitivos.

Koldo Pla

LA HORA DE… 

Y, de pronto, era la hora de ver,
de callar, permitir que todo fuera,
de acunar la tristeza en su vaivén,
dejar al movimiento que se mueva.

La hora de los latidos inconexos
bailando a un mismo ritmo, acompasados.
La hora de intuir la voz del tiempo
pronunciando un ahora ilimitado.
Aceptar todo lo que se expresaba
sin querer que la pena se escondiera
como falsa conquista de la mente.

Acoger lo que la vida mostraba,
silenciando el miedo en la perfecta
asimetría armoniosa del presente.

Esther Fernández


EL SECRETO

Una niña iba caminando por una pradera cuando vio una mariposa atravesada por una espina. Con mucho cuidado la liberó y la mariposa comenzó a alejarse volando suavemente.
Pero luego regresó , y ante los ojos asombrados de la pequeña se transformó en una hermosa hada.
-Por bondad, le dijo, te otorgaré lo que más desees.
La niña pensó un momento y respondió:
“Quiero ser feliz”.
El hada se inclinó sobre ella y susurrándole algo al oído desapareció rápidamente.
A medida que la niña crecía, nadie en la comarca era más feliza que ella. Cada vez que alguien le preguntaba por el secreto de su felicidad, ella sonreía mientras decía: 
-Escuché las palabras del hada.
Cuando ya había envejecido, los vecinos temerosos de que su secreto muriera con ella le rogaban:
-Cuéntanos qué te dijo el hada. Y la adorable anciana simplemente sonrió y respondió:
-¡Me dijo que todos, aún los que parecían más seguros, me necesitaban!


Anónimo
(Leído por Mónica Gallofré)     

Todo Escampa 


ESCRIBIR sobre la corteza del árbol huida, añoranza,
retorno sobre explosión de colores del otoño en el
valle. El reflejo del paisaje de hojas en el iris que brilla
como la tierrra y su raíz, gota de rocío del amanecer.

Escribir sobre los escondrijos del bosque y sus secretos
Patria, mirlo, cesta, sudor. Escribir tierra, cielo, camino.

Escribir miedo, sus portillos. Escribir mano, fuego,
cariño, despedida.
Escribir la libertad del campo, su disposición. Escribir
a través de la ventana. Escribir vencejo, pastor, ladrido
mus. 
Escribir vida. Escribir sueño. Escribir ser. Escribir, después
de la muerte. 
Escribir, siempre, a través del paisaje.
Hasier Larretxea Gortari (Niebla Fronteriza, 2015) 
(Leído por Matxalen Bezos Arketa)
ESOS BESOS

Esos besos que nunca tú me diste
esas caricias casi clandestinas 
esas caricias tuyas, asesinas
y tú recuerdo que cual toro embiste.


Ya ni el demonio tétrico me asiste
Recorro en vano todas las cortinas
Mis noches son de sombra y de morfina
desde una tarde en que sin fin partiste.


Desde esa tarde miro cada tarde
una montaña lila y transparente
una montaña de aluminio eterno.


Mi corazón de vidrio es muy cobarde
terribles, los conflictos de mi mente
Soy la dueña absoluta del infierno.
Pita Amor
(Leído por Paty Mitre)


Cierta incertidumbre

Si pudiera ahuyentar el miedo oscuro,
como un ave cernícala que cuida
a su pequeño y le enseña a volar,
guardaría mi amor, mi bien preciado, 
cubriría su pecho con mis alas
y rogaría al viento protegerle
de todo lo visible y lo invisible. 

Guardaría la vida hasta nuevo aviso. 

Ana Martínez Mongay

Pixel  


Considero desplegar las alas, un acto de valentía,   
Caminar sin  paraguas bajo la lluvia, algo natural.
Vivir en el ciberespacio, crear la caverna ideal.
Darse cuenta de todo esto, encontrar el número primo de la felicidad.


Asi que 


Pixelizo tu recuerdo, 
llego a la base de datos de tus emociones 
y esta me redirige
al número oculto de tantas discusiones sin sentido.
 Me insultas a cuatrocientos bits por segundo
 mientras sonrío hacia dentro.
Sin trastes.
Pero el valor se me agota.
No recuerdo nada de lo último pero se que no se pierde nada.


La mínima expresión de tu recuerdo
 es un milímetro cuadrado de la pantalla de este ordenador,
nos hemos insultado sin abrir la boca, 
la desconfianza se abre  paso a raudales,
y tú qué haces y yo qué hago y nosotros qué hacemos  
y sobre todo Y0, encuadrado en este
teatro de las cebollas, los contadores y desagües...


La mínima expresión es tu recuerdo 
cantando ‘cuando seré libre’, when shall i'll be freeeeee?


se te escapa un hilo de baba, 
                   me descuelgo por él, y cantas ¿cuando seré libre?


Pixelizo tu canción
 y la base de datos 
me redirige al seis de octubre de 1972
el día en que espermatozoide y óvulo firman, 
contrato indefinido,
 aunque me niego
y nueve meses más tarde se materializa quien golpea el teclado para decirte


When shall i be free?? cuando seré libre?


Vaya, oigo coros de niños, trompetas, 
y pasa delante de mí un tren de 75 vagones, 
y el 76 es un puto rollo así que me tiro en marcha 
pero la base de datos me recuerda 
que la resolución de contrato es incompatible con el suicidio natural
 y que demostrado esto, 
óvulo y espermatozoide se sientan juntos,
comen, 
se visten, 
se meten una raya 
y como deciden que el proyecto jamás maduró,
resuelven dar otra vuelta a la rueda 
y que ella decida donde continuará
         el que se descolgó 
                                 por un hilo 
                                                    de  
                                                          tu saliva.

Álbaro Martinez-Lakabe
Audio-book Inverso Troupe



SE ESCAPABA LA NOCHE


Se escapaba la noche
entre madrugadas sombrías
que quedaban a la espera
de un amanecer tardío.

Se escapaba el silencio de tu boca
evitando mi nombre
en busca del momento mágico
de los colores antes del alba.


Dormitaban los pájaros
ante la mirada de los búhos
entre el vuelo de  murciélagos
siempre al acecho de una luz
que no pueden ver.


Se escapaba la noche
y la luna se burlaba del día.
Arantxa Murugarren

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