RECITAL TELEMÁTICO 16 DE MAYO DE 2020




Silvia Marambio, coordinadora del grupo, en una de las sesiones. 


DIEZ MIL HOJAS DE ACACIAS- Alfredo Pereg     
                    
En el lugar donde reposan diez mil hojas de acacias
rodeadas de espinas, por donde jamás pasó el hombre,
se encuentran camuflados nuestros afanes.

Hervía el amor entre sus manos;
pidió una taza de latidos del corazón,
se los sirvieron fríos,
con panecillos rellenos de lamentaciones.

Cruzó con convicción el umbral,
me cerró la puerta;
llamé e imploré, no me abrió,
le oí sollozar al otro lado del silencio.

Al descorchar mi corazón, alejé mis miedos,
del candil de la añoranza, llegó la luz
y también se mudó el humo,
impidiendo que contemplara dónde se escondía.

Cayó el pañuelo que me ocultaba la realidad
para que viera en su ausencia.
Sus promesas, sólo percibidas por nosotros dos,
reverberaron nítidamente en mi interior,
adivinando el significado de no existir al mismo tiempo.


VERANO - Alfredo Pereg
Verano: estación del año
entre la primavera esperanza
y el otoño deshojado.
Sol, arena, sombrilla,
agua de mar.
Bosque, montaña, mochila,
agua de río.
Fiestas de pueblo,
época de calor humano;
almuerzos, vaquillas,
zurracapotes, verbenas
y churros para desayunar.
Exprimir los días,
zumos de nostalgia,
tiempos de aventuras,
resurgir de la pasión.
Como vamos perdiendo el olfato
no advertimos el peligro,
los oídos falsean las palabras,
los reflejos ya no son espontáneos.
Ya no me llegan los veranos
con la misma calidez de antes,
ni transito con las canciones
que canturreábamos juntos.
Definir mis veranos,
consiste en agudizar mi cojera,
transmitiendo, con pereza,
algún atardecer.








FRANCESC PANÉ: Querido Julio (leído por Miguel Izu)
Querido Julio,
se hizo el
corazón para el amor,
se hizo el
corazón para el deseo,
se hizo el
mundo para el corazón y
las ideas
y la sangre y
los altos pensamientos.
¡Que tu corazón es
marinero y sabe a gloria
del mar. Y a viento de
limpieza!

ANTONIO MACHADO: Daba el reloj las doce (leído por Miguel Izu)

Daba el reloj las doce... y eran doce
golpes de azada en tierra…
— ¡Mi hora! ...—grité. El silencio
me respondió: —No temas;
tú no verás caer la última gota
que en la clepsidra tiembla.
Dormirás muchas horas todavía
sobre la orilla vieja,
y encontrarás una mañana pura
amarrada tu barca a otra ribera.
 (leídos por Matxalen Bezos arketa)
 Aintzane Galardi Portu, (Hegodun poemak, 2018)
 VIII
Tanten itsasoan
paperezko itsasontziak
denbora galduaren bila.

 EGUNSENTIA
 Oinutsik dator egunsentia,
atariko polainak jantzi eta
putzuan, eguna zipriztintzera.



ARNALDO CALVEYRA 
Calveyra nació en 1929 en Mansilla Prov. de Entre Ríos (Argentina). Falleció en 2015 en París (Francia). Poeta, novelista, dramaturgo. Fue condecorado con la Ordre des Arts et des Lettres.
De “Cartas para que la alegría”. Poema sin título.
El viaje lo trajimos lo mejor que se pudo. De todas las mariposas de alfalfa que nos siguieron desde Mansilla, la última se rezagó en Desvío Clé. Nos acompañamos ese trecho , ella con el volar y yo con la mirada. Venía con las alas de amarillo adiós, y, de tanto agitarse contra el aire, ya no alegraba una mariposa sino que una fuente ardía. Y corrió todavía con las alas de echar el resto: una mirada también ardiendo paralela al no puedo más en el costado de tren que siguió.
La gallina que me diste la compartí con Rosa,  ella me dio budín. Eb trn es casi lo que andar en mancarrón.
Los que tocaban guitarra cuando me despedías vinieron alegres hasta Buenos Aires.
Casi a mediodía entró el guarda con paso de “aquí van a suceder cosas”, y hubo que ocultar a cuanta cotorra o pollo vivo inocente de Dios se estaba alimentando.
En el ferry fue tan lindo mirar el agua.
¿Y sabes?, no supe que estaba triste hasta que me pidieron que cantara.

De “Apuntes para una reencarnación”
LOS BARES
Van Gogh los pintó en la espera de la noche
aunque con una luz más triste,
su emoción equivalía a un pájaro,
 a una vieja recogiendo flores.

La ciudad nos obliga a estar con las manos
juntas a la espera de la noche.
Ellos, los bares,
cuando la noche llega,
dejan el hombre a solas
tal un relieve egipcio contrael muro.
Son como esas personas
que cuentan más por su recuerdo
que por ellas mismas,
secretan un pasado fértil de su inútil presencia.

Patriarcales, se apagan del interior
igual que los sueños.
Y después, cuando los bares se iluminan
la ciudad se queda sola como el campo.
            (1963)





LA GUZZI ROJA
de Koldo Pla

Te recuerdo.  Y no.
Recuerdo la noche, no ya las luces.
Recuerdo tu partida: el no adiós,
también el no regreso.

No recuerdo tu moto Guzzi roja
que te arrebató la última vez.
No reconozco tus gafas caídas,
tu cuerpo abandonado contra el árbol.

Porque, si recordara
tus apagados ojos,
serías un ausente,
me sentiría más sólo, más niño,
y más desamparado.

Pero tuve suerte: no te tragó
la sombra, ni la rueda
se alejó de su traza,
no se cruzó el árbol en tu camino.

Por eso te siento, y veo tus canas
tras la puerta entreabierta
¿o estaba entornada?
y en la mesa enorme del escritorio
la risa de mamá.
O lloraba tal vez.


ENTRE IRSE Y QUEDARSE de Octavio Paz

Entre irse y quedarse dudan los muertos,
asidos a la vida en añoranza.

La verja anuncia en su quejoso golpe
el fin del duelo. Salgan los extraños.

Silencio de cenizas en el cielo,
fresco fragor de ocres en la tierra.

Regresa en silencio la comitiva,
cuelga la muerte de cada mirada.

Arrancan los coches y suena triste
la soledad del aire en los motores.

Se gira el cementerio, desdeñoso,
muestra, altivo, su espalda de cipreses.

Cansinamente se ordenan los muertos,
serenan su voz al caer la tarde.

“Buenas noches”, se dicen, nicho a nicho,
y se acurrucan sin temer las sombras.

También dormitan serenas las tumbas
de rosas vestidas y crisantemos.

En la ciudad se apagan las ventanas,
exhiben las almas negros crespones.

Entre irse y quedarse dudan los vivos,
perdida en desamores la esperanza.


TESTAMENTO de Koldo Pla

Hijos míos: os dejo
aquello que hasta ahora
no recibisteis de un padre tacaño:

no el dinero, la casa, los objetos
valiosos; vuestras manos os darán
todo lo imprescindible.

En ellas deposito
el calor que abandono:
pues es prestado, pasadlo a otras manos.

Sentidlas, nunca es tarde,
las caricias exiguas,
las miradas truncadas, los abrazos.

No os lego los poemas                            
porque ya no son míos,
son vagabundos en plazas abiertas.

Pero sí la palabra,
la que echasteis en falta
cuando el silencio cortaba los ojos.

Todas ellas, claro, pequeñas cosas,
yo no soy Miguel D’ors,
no hay Taj Mahal ni Niágara en mi herencia.

Os cedo el tiempo que Eliseo Diego
nos dejó. Todo el tiempo
que nunca disfrutamos.

La quietud apacible,
la acogedora, total confianza
y el gozoso abandono.

Recibid lo más valioso que tengo:
Aritz, te dejo a Ibai,
su frescura, su luz, su cercanía.

Ibai, te dejo al Aritz de las tardes,
con su risa estridente
y el viento entre las aspas del molino.

Os dejo a vuestra madre permanente.
Será la garantía
de encuentro en su presencia o su memoria.

Es hora de partir.
Os toca a vosotros alzar la vida
en brindis y beberla.

PUZZLE DE PALABRAS DEL SOMBRERO DE SILVIA.
¿Te atreves a escribir un poema con ellas?
cojera
amanecen
campos
gotas del amanecer
confetis
alegría







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